En un artículo de 1971 titulado “Con la Biblia en la mano” escribe esto:
“- Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues y convertid en
discípulos a todas las naciones bautizándolas en el nombre de Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo; enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado.
Yo estoy constantemente con vosotros hasta el fin del mundo-
Así termina el Evangelio de San Mateo. Ya hace casi dos mil años que se
escribió, pero aún no ha pasado de moda. Hoy también hay hombres que le
han dicho sí a Cristo y que se dedican a ir por el mundo enseñando y
bautizando como el Maestro mandó.
¿Has visto alguna vez a un sacerdote con las manos cansadas de bautizar?
Yo sí. Casi 900 bautizos en dos días son muchos bautizos, ¿verdad? Pues este es el
número de los nuevos cristianos en Paraguaipoa, una parroquia de guajiros en
Venezuela. El día de San José el P. Misionero terminó agotado, cansado de
bautizar….
Consolador que el deseo de Cristo se siga realizando en pleno siglo XX, pero
también alarmante el que un solo sacerdote tenga que enfrentarse a esta
realidad. La mies sigue siendo abundante, pero los operarios poquísimos. Es
necesario que surjan vocaciones de hombres y de mujeres dispuestos a dejarlo
todo para dedicar toda la vida a cumplir el mandato de Cristo: enseñar y
bautizar.
La vocación sacerdotal y religiosa sigue siendo un ideal para almas grandes
dispuestas a trabajar dispuestas a donarse totalmente al servicio de nuestros
hermanos más olvidados.
Está noche, cuando te retires a descansar, te invito a que reflexiones. ¿Qué
he hecho durante el día que merezca la pena? Pon todos tus sentidos a
punto: oídos, lengua, cerebro, ojos… pero, sobre todo, escucha el corazón.
¿Late tranquilo o desacompasado? ¿Lo vas a seguir aletargando con la
canción de siempre? –“Sobran sacerdotes”, “si ya no saben qué
hacer…”. “No digamos religiosas; se las encuentra hasta en la sopa”. No
valen argumentos, amigos.
Si ésta es la disculpa, aquí te espero; te prometo trabajo suficiente para
rendirte de cansancio, por muy fuerte que te sientas. Te apuesto lo que
quieras que en más de una ocasión tendrás que darles descanso a tus manos
para continuar bautizando. Tendrás que multiplicarte para poder enseñar a
tantos y tantos niños que está ávidos de doctrina cristiana; podrás recorrer
muchos colegios, con cientos de niños que te esperan.
Toma la Biblia en la mano. Lee despacio. Medita.
¿no crees que merece la pena escuchar a Cristo? Se valiente y respóndele que
sí. Te esperamos te necesitamos.”
Sacado del libro: El Cuarto Vicario Apostólico de Caroní