BAUTIZADA, CONSAGRADA Y ENVIADA
Por Hna. María Jesús Melón Pacho
Nací en Matadeón
de los Oteros, en el seno de una familia cristiana labradora. Mis padres
Silicio y Baudilia, mis hermanos Ma. Soledad, Bernardo Miguel y Eliecer
(sacerdote); cuñados Vicente Martín y Laura Sanz; sobrina Alicia Melón Sanz. Mis
padres confiaron siempre en mí, al ser la hija mayor, por lo que crecí
asumiendo responsabilidades sencillas, que luego me servirían en la misión como
religiosa. La familia ha sido y es mi soporte en este camino de vida elegido.

Pasé por las
etapas formativas del aspirantado en Lérida, postulantado y noviciado en
Barcelona, Juniorado en Lérida y Santurce. A través del proceso formativo me
fui identificando con el ideal de seguir a Jesús como Carmelita Teresa de San
José, proceso que me ha permitido vivir los destinos, los cambios de una
comunidad a otra, de un país a otro, con apertura, gratuidad y espíritu
misionero.
En junio del año
1973 fui destinada a Bogotá (Colombia). Tenía 22 años. La novedad de la
juventud, el espíritu de servir, de aprender, de hacer bien aquello que me
encomendaban me ayudó a valorar el lugar, la gente y la misión que se me
confiaba.
He permanecido
en Colombia hasta ahora, con un receso de seis años en España. Puedo afirmar
que en este país me he realizado como mujer consagrada, como educadora y como
evangelizadora en y desde la Congregación de la que formo parte. Su carisma: “Configurarnos con Cristo en su misterio de
anonadamiento e infancia espiritual”; su misión: “Extender y consolidar el Reino de Dios, mediante la evangelización y
la práctica de diversas obras de misericordia”, me han acompañado y me
acompañan en mi discipulado misionero.
En tantos años
de misión en Colombia, he aprendido que todos, como hijos de Dios, en las
situaciones que nos encontremos, tenemos algo que ofrecer y algo que recibir de
los demás. Por eso he apostado por acoger incondicionalmente a las personas y
por ofrecer aquello que en mí es don y que puede ayudar a los otros a ser y a
salir de sus situaciones límite. La escucha atenta, la palabra pronta y la
ayuda oportuna son los elementos que más he utilizado para llegar a los demás.
He pasado por
varias ciudades colombianas llevando el mensaje de Dios: Bogotá-Colegio El
Carmen Teresiano, evangelizando desde la educación, la pastoral educativa y
parroquial. El Zulia (Norte de Santander-Colombia), evangelizando desde la
educación en escuela oficial y desde la pastoral parroquial rural.
Cúcuta-Colegio El Carmen Teresiano, evangelizando desde la educación, pastoral
educativa y juvenil. Medellín-Noviciado, acompañando la formación de las
futuras Carmelitas Teresas de San José y apoyando la pastoral parroquial en
zonas marginales. Actualmente me encuentro en Bogotá-Casa Provincial prestando
el servicio de Provincial. Acompaño a las Hermanas y a los Laicos que forman
parte de las Fraternidades Carmelitanas.
La sensibilidad
frente al que sufre, el programar acciones que faciliten la transmisión del
mensaje cristiano, el acompañar la evangelización educativa y/o pastoral con el
testimonio de vida, unido a trabajar en equipo y acogiendo las propuestas
diocesanas, parroquiales y congregacionales en la transmisión de la fe, forman
parte de mi actuar misionero.
Por todo ello
doy gracias a Dios. Pues mi fe se ha fortalecido; mi compromiso misionero me ha
proyectado como mujer consagrada, educadora, pastoralista, con entrañas de
misericordia, atenta al necesitado; mi formación religiosa ha sido iluminada
por la teología latinoamericana y por las directrices eclesiales que llegan a
todo hombre en su proceso de liberación y transformación. ¡Bendito sea Dios que
así bendice a los que confían en Él y actúan en su nombre!