NAVIDAD – 2019 – Aguas
Calientes
1.
Visitas previas
Vine a Aguas Calientes, al Hogar Santísima
Trinidad, de las Hermanas Dominicas,
para celebrar la fiesta de los Santos y los Difuntos, el primero de
noviembre. Volví el primero de diciembre
para celebrar la fiesta de la Familia. He vuelto ahora, el 15-diciembre,
para celebrar la Navidad. Con un aceptable servicio parroquial a un Colegio de
Monjas, estos viajes y sus gastos se evitarían. Es un privilegio impagable el
que una parroquia tenga Escuela y Liceo de Religiosas en sus límites.
No es cierto que a los viejos no los
sorprenda nada. Este Colegio –Madre Olivieri- tiene tradición al celebrar el
día del Abrazo en Familia. El Episcopado nacional ha señalado un día para orar
y reflexionar sobre la familia. Ese día
tuvimos la misa en la cancha, a cielo
descubierto, a las siete de la mañana. Una vez salido el sol se tuesta el
cerebro. La presentación de bailes y danzas de los cursos menores fue
espectacular. El venezolano, niño o adulto, no tiene complejos cuando se disfraza de artista. Actúa con
total naturalidad. Todos dimos un grito cuando el muchachito que lideraba la danza se cayó. El grito se transformó en aplauso cuando el grupo lo elevó en volandas: estaba
programada la caída, era parte del guión.
La sorpresa mayor llegó después. No es habitual ver más de dos mil
personas compartiendo un almuerzo. Los alumnos y sus familiares ocuparon los pasillos, los jardines, las
sombras de los gigantescos nísperos, mangos y mamones. La amplitud del Hogar de las Dominicas
permite estas concentraciones. Fue un estupendo día de hogar, así se afianza la
tradición y se fortalece la vida
familiar.
2. Cronista
no más
Así me califico cada vez que envío una
crónica sobre actividades apostólicas
menos rutinarias. Hace pocos días, mi colega Fray Angel Gabriel Villasmil me
envió un largo correo sobre sus trabajos
como teólogo y asesor itinerante. Una
crónica de mucho fuste. Me la dedicó
haciendo alusión a mis escritos volanderos.
La suya es una invitación seria a los Dominicos venezolanos
jóvenes. Les invita a retomar el
apostolado que ejercieron en su día Fray Felicísimo, Víctor, Abilio y otros más.
Dar ejercicios espirituales, cursos y seminarios a comunidades religiosas, a
profesores y a otros profesionales, es tarea muy dominicana de efectos
multiplicadores. Somos la Orden de
Predicadores. Que los jóvenes no se limiten a ser rectores de oficina y
burocracia en centros educativos o párrocos
diocesanos que hacen exposiciones del Santísimo y adornan los altares.
Los que yo tengo más cercanos, ya ejercen este ministerio con religiosas, profesores y estudiantes. Fray Villasmil les
deja tendido el guante a todos.
Estudiar teología es un privilegio, los
Dominicos la estudiamos. La teología brota de la Palabra contenida en la
Biblia. Somos difusores, no de cualquier práctica piadosa, sino de la que brota
de la fuente original. Santo Tomás no nos permite quedarnos en rúbricas y
adornos. La misión de un Dominico es profética en todos los campos en que
trabaje. Entiendo que la crónica de Fray Villasmil nos compromete seriamente: a
continuar en formación permanente y a ser analíticos ante las tradiciones
populares y las nuevas necesidades a que nos enfrenta la postmodernidad.
3. Tareas
cumplidas
Mi comunidad de San Cristóbal ha crecido:
se ha incorporado Fray Antonio Díaz Paniagua después de cuidar su salud por un tiempo
en España. Confiamos en que los médicos de allá le alivien el dolor que le ha
crucificado por muchos años. Somos cinco
Frailes sacerdotes y cuatro jóvenes que
aspiran a entrar en la Orden si su vocación inicial se consolida. Para los Frailes que no sean evasivos siempre
hay tarea a realizar.
Antes de salir a la misión navideña tuvimos
las Primeras Comuniones del Colegio
Cristo Rey, 25 muchachos; y otro día las
del grupo parroquial, 35 jovencitos-as. Presidimos varias misas de Graduación. Al terminar una de
estas celebraciones una señora todavía joven nos comentó: “me llegó al alma lo
que dice Jesús en el evangelio, que su yugo es suave y su carga liviana”. La
señora añadió: “soy la mamá de un graduando, tengo otros hijos pequeños y estoy
en tratamiento de quimioterapia. Necesito sentir que Jesús
tiene razón”.
Ese día la sensibilidad estaba a flor de
piel. Acababa de leer el correo que la Dra. Annalisa Poles envió desde Italia.
Era subdirectora de la Universidad Católica. El mal diagnóstico le obligó a
refugiarse en sus ancestros de Italia. La mera consulta y la biopsia agotó aquí sus ahorros personales. Allí le ampara la Seguridad
Social. - Confiamos que a las dos
mujeres les conforte la promesa de Jesús
y se curen.
Me vine a la frontera -Aguas Calientes está en el límite con
Colombia- el domingo-15-diciembre, después de celebrar, como todos los
domingos, en la Policlínica Táchira y en El Ángel. El carro del señor Wilmer se
demoró porque su niña presentaba una actividad en la Escuela de Danzas. Salimos
de la ciudad en noche cerrada. Que el buen Dios le conserve la vista al sr.
Wilmer, porque la carretera de la frontera es un dolor: llena de baches, de
derrumbes, sin líneas divisorias, o sea, un auténtico matadero. Llegamos al
destino sin novedad: no había luz, pero el que no haya luz eléctrica en Aguas Calientes o en toda Venezuela es lo normal. Llevamos diez meses de crisis
eléctrica y el gobierno no ha resuelto nada.
4. Nuevos
compromisos
El lunes-16-diciembre a las seis de la
mañana iniciamos las Misas de Aguinaldo, según la tradición. El párroco de
Ureña, Padre Luis Useche, nos encomendó la aldea La Mulata. Está a ocho kilómetros del pueblo y se compone
de unas cuatrocientas familias. Más que Aldea es un pueblo grande y temible. Ya
es indicativo que en ese corto espacio físico haya cuatro o cinco alcabalas de
la Guardia Nacional o del Ejército.
El periódico español ABC publicó hace pocos
días un reportaje sobre “la frontera más peligrosa” que hay en la
actualidad. El articulista conoce mejor
que nosotros cómo se vive y se muere en esta zona. Aquí confluyen todos los
grupos irregulares: guerrilleros, paramilitares, colectivos armados, ex-encarcelados también armados que cumplen
la condena defendiendo las irregularidades oficiales, también hay hampa común. Se dice que en la frontera se
sobrevive gracias a las actividades ilegales. A un hijo de Arturo Méndez le
vendieron una pimpina de 20 litros de gasolina, las distribuidoras
estaban todas cerradas. La usaron al llegar a Barinas, camino de Caracas. En
mala hora porque les quemó la maquinaria del carro. Estaba contaminada, o sea,
mezclada con sustancias que aumentan el volumen pero funden la máquina.
Pagó 20 dólares por una pimpina
contaminada. Pura irregularidad y abuso.
¿Corremos peligro los Sacerdotes?
Conociendo la situación, nos cuidamos de no pisar los explosivos. No estamos
“en malos pasos” como se dice en voz baja que estaban los numerosos
cadáveres que a diario son descubiertos
en las zonas boscosas. El día 18, al salir de sepultar al amigo sr. Pepe,
llegaban el cementerio tres cadáveres anónimos. De momento no molestan a los
sacerdotes que laboran en la zona fronteriza, pero toman precauciones. En Venezuela,
ser Sacerdote es garantía de persona honesta y servicial.
Yo conocí La Mulata hace cuarenta años.
Ahora sólo reconozco la estructura de la capilla. Todo lo demás es distinto y
nuevo. Desde la primera Misa de Aguinaldo constatamos la buena organización y el entusiasmo de los
vecinos. Al “conjuntico” de jóvenes les sobran voz e instrumentos para animar
las celebraciones de la capilla. Nos falló la misa programada para el día 31 a
las cinco de la tarde. El jeep de la parroquia no tenía gasolina y desde el
pueblo no fueron a buscarnos, y eso que está allí el Alcalde.
Este mismo lunes-16, al regresar de La
Mulata, compartimos la mesa-desayuno y la misa-Eucaristía con el profesorado
del Colegio de las Hermanas. Que lo sepan en Europa: este profesorado se ha
despedido para las vacaciones navideñas con una Misa.
Hablo
en plural porque no estoy solo. Sor Alix Albarracín se desplazó desde su colegio de Maracay, para dar vida a las
celebraciones. Utiliza a la perfección las cualidades que Dios le regaló. Hemos compartido el
apostolado de muchas Navidades y Semanas Santas. Es consciente de mis años
y limitaciones y las suple con
generosidad. Doy por sabido que nos hospedamos en el Hogar de Las Hermanas
Dominicas. Están las mismas con las que
vivimos la Semana Santa: sores Martha, Blanca, Soledad, Rosario; falta sor
María Elena, la directora del colegio,
porque las cosas de palacio van despacio y los trámites legales se han demorado más de lo
previsto. Somos la Familia Dominicana y el Hogar es también mi casa. ¡Gracias,
Hermanas por su hospitalidad y cariño!
El mismo día, a las cinco de la tarde,
tuvimos la Misa de Aguinaldo en la capilla de las Hermanas. Todos los días la
celebramos a esa hora. Asisten los
vecinos que no van a la parroquia a las 4´30
de la madrugada. Terminada la misa nos acercamos al Pesebre de las
Hermanas. Se bendijo y se hizo el primer día de la Novena como manda la
tradición. Quedé casi abochornado porque las oraciones y reflexiones las
hicieron por un texto colombiano que usa el castellano y la teología del siglo
diecisiete. Después usaron otros modelos.
De lo que no se puede prescindir es de los “gozos” que son también de
aquel siglo pero la gente sabe los
versos de memoria. Para ser el primer día de Misas de Aguinaldo, el hermano
cuerpo agradeció que llegara la noche y
su descanso.
5. Un
día difícil
El miércoles-18-diciembre fue un día para
no olvidar. A La Mulata nos lleva y nos
regresa el jeep de la parroquia de Ureña. Ese día, después de la Misa,
visitamos a varios enfermos. En el relato de sus dolencias, los enfermos
mezclan creencias y remedios naturales un tanto extraños. Como faltan los
productos de farmacia, en Venezuela está
resucitando la medicina yerbatera.
A media mañana fui con las Hermanas a
visitar y rezar ante el cadáver del sr. Pepe: José Cases Serrano. Me une a su
familia una amistad de 40 años. Algunos de sus hijos trabajan en el Colegio de
las Hermanas, y allí estudian los nietos. Los familiares y yo mismo hablamos
con el párroco de Aguas Calientes. Me autorizó a concelebrar y acompañar el
cadáver al cementerio. Reafirmó su autoridad de párroco e insistió en que “aquí
se hacen las cosas como Dios manda”. Levantamos el cadáver en la casa y
celebramos la misa en el templo, como es costumbre. A la hora del evangelio el
Padre Esteban tuvo la delicadeza de encargarme
la homilía. Se lo agradecí. Iniciamos los rezos a las dos y media y
salimos del templo hacia el cementerio a las cuatro. Se fue la luz, no
funcionaron los ventiladores. El presbiterio era un auténtico micro-ondas.
El sr. Pepe merece que digamos unas
palabras más. Nunca imaginó que tuviera una despedida tan solemne y tan sentida.
Llegó a Venezuela como náufrago siendo jovencito. La guerra mundial desplazó a
su familia, desde la Valencia española, hasta nuestras costas. Trabajó en una empresa que construyó muchos
tanques para agua potable. Aquí formó
hogar con Gisela Méndez y tuvieron cuatro hijos: Carmen Alegría, Ana Rosa, Paco
y Manolín.
La enfermedad le fue deteriorando
paulatinamente. En mi visita del primero de diciembre le administramos la Santa
Unción y pusimos su vida en manos de Dios y de Nuestra Señora de los
Desamparados, la patrona de Valencia. Su familia le acompañó con serenidad
resignada. Y se lo entregó a Dios cuando los médicos sólo pudieron aliviar el
dolor que le atormentaba. Hasta que entró en el sueño definitivo. En la homilía
subrayamos la verdad de la resurrección.
En breves palabras, su cuñado Arturo
Méndez, el cónsul de muchos años, nos
recordó la generosidad con que Pepe colaboró
en todas las causas nobles que se presentaron. Se identificó con este
rincón del Táchira. Por eso el vecindario lo despidió con tanto cariño. El
novenario se hizo en la casa, que fue en
otros tiempos el famoso Hotel San Roque.
Dirigió el Novenario Arturo Méndez. Usó
el texto que tenemos en El Ángel,
enriquecido con pasajes bíblicos y animado por los instrumentos musicales
propios de la Navidad. El último día, la creatividad de sor Alix, logró que predominara en todos
los presentes, no el llanto de las despedidas, sino el gozo pascual de la resurrección.
6. Visita
a Escobal
No he tenido curiosidad por pisar tierras de Colombia en mis
estancias en la frontera. El día 20-diciembre la necesidad me obligó a cruzar
el puente internacional. Fui uno más en aquel río de gente, miles de
transeúntes, todos caminando pues el gobierno de Nicolás Maduro cerró el paso
de carros hace años. Un absurdo más. Yo no fui de compras como van todos. Fui a
vacunarme contra una pandemia que va rebrotando en Venezuela. Mi cardiólogo, el
Dr. Rosales, me insistió en que usara la facilidad que presta Colombia a los de
tercera edad. Aquí todavía no se
consigue la vacuna. Me detuve en el primer puesto sanitario. La enfermera, con
buen sentido del humor, me aclaró: “vaya más allá, usted todavía razona”. ¡Era
el puesto de servicio veterinario!!! En
el sitio indicado me vacunaron sin pedirme siquiera la documentación. Al regreso, en medio del puente, saludé a mi
Obispo Mons. Moronta que iba a sellar el pasaporte que no pudo sellar unos días
antes.
Hace casi 50 años que yo no cruzaba la
frontera por este puente, lo usé recién inaugurado. Entonces se pasaba en carro
y en el lado de Colombia sólo había un pequeño restaurante. Hoy Escobal es todo
un pueblo, un centro comercial amplio, limpio y abastecido de todo. Allí se
alivia el hambre que padecemos aquí. El río venía crecido, no se podía cruzar
por las trochas. Las Hermanas Dominicas buscan la salud en el otro lado porque
tienen documentación colombiana y allí funciona un cierto sistema de Seguridad Social.
7. Misa
con arandelas
La misa del 20-diciembre, en La Mulata,
prometía se complicada. Además de los consabidos aguinaldos, había tres
Primeras Comuniones y dos bautizos. Todo autorizado por el párroco Luis Useche.
A las seis de la mañana estaba el templo lleno de público. No hubo complicaciones.
Todo se incorporó a la Eucaristía. El público vio cómo se hace un bautismo y
tomaron todas las fotos que quisieron de ambos acontecimientos. Mi hermana Monja preguntaba a los sobrinos,
allá en León-España, si habían hecho la “primera” comunión o la “última”. Aquí, los adultos presentes se
comprometieron a seguir ayudando a vivir
la fe en la familia y en la comunidad. Hay una red de laicos, hombres y
mujeres, que dan catequesis, celebran para-liturgias y mantienen viva la
capilla. Hacen ofrendas, preparan cantos y oraciones. Se reconoce la autoridad
moral del “abuelo de la Aldea”, el sr. Reinaldo Balaguera, el campanero
oficial. La Guardia le autoriza a quemar pólvora, costumbre que desaparece en
Venezuela debido a los costos de la misma.
En una noche de cansancio, insomnio y sin
luz, una emisora colombiana transmitía
las canciones de José Luis Perales. Alguna canción me obligó a pensar en
Hamlet: “dormir, morir; morir, dormir”.
Sería grato ser sepultado en esta zona tórrida, bajo las trinitarias de
colores agresivos que adornan los jardines de este Hogar. La fantasía, como
loca de la casa, vuela con libertad.
8. Cantares
y piropos
El sábado-21 se leyó en las misas un texto
del Cantar de los Cantares. Cuando no
había teléfonos se escribían cartas de amor, muchas de valor literario. Algunos
enamorados buscaban piropos para su
amada en las páginas del Cantar. Es un
libro poético y delicado que exalta el amor humano. Una joven que estudia
cuarto años de bachillerato en el colegio de las Monjas, dijo que los jóvenes
de su edad, cuando se enamoran, “se vuelven
bobos”, no hacen caso a su familia, exigen ropa y calzado fino, dejan de
ser ellos mismos.
Fuera ya del templo, la sra. Gisela se hizo
eco del comentario bíblico. Con Pepe, el esposo recién fallecido, mantuvo un
noviazgo de seis años a base de cartas: él estaba en Caracas y ella en Aguas
Calientes. Esas cartas “eran mi tesoro”,
las conservé para que mis hijos las
conocieran. Lamentablemente, una tormenta furiosa levantó el techo, las cartas
se mojaron y se las llevó el vendaval.
La Navidad es tiempo de paz y de amor. Es
justo pedir al Niño de Belén que proteja el amor humano y el divino. Es preferible que los muchachos se “emboben”
a que profanen el amor apenas nacido.
Una joven emigrante en Buenos Aires confidencia con su mamá: “no tengo
amigos todavía, el primer día que salgo con un chico “me pide y exige lo que no
quiero darle”. Parece que el piropo ha desaparecido, junto con el encanto y la
ilusión por la espera. Envejeció el Cantar de los Cantares.
9. La
salvación
Es difícil compaginar lo que hacemos y
vivimos en estas comunidades pobres y
creyentes, con lo que se lee y se vive
en la alta cultura de los pueblos desarrollados. Aquí usamos y abusamos de la palabra
“salvación”: en la Navidad nos llega el Salvador. En los ámbitos seculares de la alta cultura,
la palabra salvación es obsoleta, ha caído en desuso. El hombre se salva a sí mismo, es dueño de su
destino. El mundo culto cuestiona dos aspectos de la salvación. Uno, el tiempo
en que ha de tener lugar, si es en el mundo futuro, en el más allá, o en la
vida presente, en el más acá. Otro, la dimensión del ser humano que ha de ser
salvado. ¿Es salvación de las almas o también de los cuerpos? Los evangelios no
permiten una interpretación sólo
espiritualista de la salvación. Jesús multiplicó panes y pescados, hizo
curaciones físicas, aceptó invitaciones a comer, sufrió en su propia carne la
pasión y crucifixión.
Aquí en nuestras comunidades la Misa
termina con un compartir: los responsables de cada misa traen café, refrescos,
pizca andina, chocolate y otras delicadezas. El hombre necesita alimentación.
La presencia de militares evidencia que el cuerpo requiere protección. Los
cristianos de estos lados no somos espiritualistas arcaicos. Si el Alzehimer me
respeta en la etapa final, ya próxima, sufriré recordando el privilegio de celebrar la Navidad en un clima tan cálido física y
espiritualmente. Un clima que ofrece salvación integral.
No podremos olvidar la misa del
lunes-23-diciembre. La ofreció la Alcaldía de Ureña: el Alcalde es de aquí, se
hizo presente con su grupo familiar. Animó la celebración la Banda Municipal.
Después de la misa y del consabido compartir, un grupo de disfrazados de
monstruos divirtió y atemorizó a los niños.
Toda la Aldea se hizo presente en la plaza. Para todos los niños hubo
regalos de la alcaldía. ¿No es todo esto salvación integral, humanización e
iniciación del Reino anunciado por los ángeles en la noche de la primera
Navidad? Nuestros Pesebres evocan la
felicidad del paraíso como la describe el Génesis. La utopía final se va
realizando por trocitos.
10. Víspera
y Fiesta
El martes-24 estuvo recargado de actividades. No nos
favoreció el clima: el calor bochornoso nos obligó a multiplicar el
esfuerzo. A las seis a.m. estábamos en
La Mulata. Las ofrendas las acercó a
altar un burrito bien cargado con productos del campo. Los fieles supieron por
qué no hay caballos en torno al Pesebre navideño. El caballo lo usaba el ejército romano, el
invasor, era animal para la guerra. La Familia Sagrada llegó a Belén y huyó a
Egipto en burro, animal doméstico, humilde y de trabajo.
Después visité con sor Alix a varios ancianos, compañeros de su papá, que fueron activistas de la Legión de María
en sus años de madurez. Visitas de agradecimiento y consuelo. En la tarde volvimos a La Mulata para la misa de Navidad, a las 5
p.m. Primera vez que la comunidad tenía Misa del Gallo, aunque fuera a hora
temprana. A las 7 p.m. celebramos la misma Misa en el Hogar
de las Hermanas. Sin luz eléctrica, aunque Jesús llegó como Luz del mundo “al
pueblo que caminaba en tinieblas” –dice el profeta Isaías. - En la noche, las
nueve personas que habitamos en el Hogar compartimos la cena y recibimos el
“regalo” que aquí trae el niño Jesús, no
los Reyes Magos. Además de las Hermanas,
nos acompañaron Estela, Teresa y el sr.
Benjamín sordo cuando le conviene no oír. Sandra y Mariela estaban fuera. Aunque
no somos niños, las sorpresas son gratas. La linterna que me trajo, de última
tecnología, me prestará gran servicio.
Ya en la noche fuimos un rato a rezar por
el sr. Pepe. Los familiares y amigos asisten a misa en el templo, pero la
Novena la rezan en su casa. También aquí hubo regalos para todos los que recordamos en oración al amigo fallecido. “Dios les pague y la Virgen”,
recordemos esta frase. - Todavía el calor era fuerte, pero lo prefiero al hielo
que dicen mis hermanos que sienten en
León. - Nos retiramos pronto al no haber luz. Aquí la víspera se come a la
fiesta: se celebra más el 24 que el 25-Navidad, lo mismo que la noche del 31 se
celebra con más júbilo y tradiciones que el día primero del año. En todas
partes sucede lo mismo. El profesor Felipe Guerrero comenta en las redes unos
versos del poeta nacional Andrés Eloy Blanco. Se duele de los “abrazos
imposibles” que en estas dos noches hacen llorar a muchos venezolanos. La
emigración ha desintegrado demasiadas familias: los de aquí lloran a los
ausentes; los que se fueron lloran su soledad en otros países donde no tienen
familia.
11. Puntualizando
El jueves-26 amanecimos más tarde de lo que
es habitual entre las Monjas. Mientras desayunábamos, después del rezo
mañanero, se hizo cuestión verbal de
algunas costumbres propias de las Hermanas Dominicas. ¡De algo hay que hablar!!!
Siempre contestan a un saludo o despedida del mismo modo: “por toda la
eternidad”. Yo soy medio-bruto porque no he captado el contexto en que debe
usarse tal expresión. Si me dan los “buenos días” o el “buen provecho”, y les
contesto con la fórmula, de inmediato me corrigen: “no se dice así”.
Les comenté otra fórmula que el día
anterior les escuché no menos de treinta veces: “Dios le pague y la
Virgen”. A todas horas las Hermanas usan ese modismo. Aunque son Monjas, tienen
más trato, cercanía y confianza con la gente, más que los que somos
Sacerdotes. La gente no usa ese
lenguaje. ¿Por qué utilizan ese lenguaje sacral o litúrgico estando entre un
pueblo que habla de otra manera? Ni la
misma sor Alix, que tiene chispa y se
integra con pequeños y grandes, se libra de los estereotipos que son
anacrónicos y distancian. Otra oración frecuente habla de la “celestial princesa”, seguro que María de
Nazaret no se reconoce en esa fórmula.
Estas Hermanas son de reciente fundación,
la Madre Georgina vivió hace apenas un siglo. No es una Congregación
medieval. Les digo que le ponen al
Rosario demasiadas arandelas. Entre misterio y misterio intercalan jaculatorias;
una de las cuales es de dudosa teología, pues alude a “las penas del infierno”; y otras arandelas se refieren al antes y al
después del “santísimo parto” de la
Virgen María. Las gentes sólo hablan
del parto normal o por cesárea, y este último no fue el caso de María de
Nazaret.
Un Maestro de la Orden –Fray Aniceto
Fernández- nos dejó una carta sobre el
rezo del Rosario. Como buen leonés de España, nos aconsejó no modificar las devociones populares que se
han hecho comunes entre los cristianos. Una de ellas es el Rosario. El Rosario
no es litúrgico, pero es la oración más común y popular. Sus 150 Avemarías sustituían a los 150 Salmos
bíblicos que el pueblo no podía rezar
por estar en latín. Eran suficientes las 150 Avemarías, no hacían falta más. –
La conversación de sobremesa estuvo este día bien animada. – Hermanas, les dejo
tendido el guante, son simples sugerencias.
12. Sobrecarga
El dicho popular termina con estas
palabras: “…y si pica, no mortifica”. El párroco de Ureña tiene sus padres en
San Cristóbal. El nació en La Florida y fue bautizado por nuestro santo Padre Quijano. Sepan los lectores que la foto
del P. Quijano estuvo por años en los
altares de todos los hogares de La
Florida, junto a los Santos de la devoción local. Es justo que el P. Luis pase
el fin de año con sus Viejos. En la
primera parte del dicho se afirma que “sarna con gusto no pica”. Acepté
ayudar en la parroquia de Ureña y trato de cumplir: no me mortifica. Sustituí al párroco en algunas misas y
compromisos apostólicos. Mientras el hermano cuerpo aguante, es preciso
colaborar. Es alentador el esfuerzo, la constancia, la asistencia y la atención
que el pueblo pone en las misas y demás sacramentos. La zona de frontera con
Colombia es ejemplar en lo religioso.
Es cierto que hay problemas y peligros. Un
vigilante alertaba desde su experiencia. Decía: aquí quien manda es la guerrilla
venezolana bien entrenada por los guerrilleros colombianos que no aceptaron el
acuerdo de paz. La Guardia y los Policías detienen a los malandros, les quitan
lo que tienen y les sueltan. La
guerrilla “de una vez los mata”, hacen limpieza social. – Lo cuento como me lo
contaron…porsia…
13. La casa de Sandrita
Sandrita es una institución, no sólo en el
Hogar de Aguas Calientes, sino en toda la Congregación de las Dominicas. Todas
la conocen. Trabaja como empleada y conoce el funcionamiento del Hogar. Su hijo
Jesús David, de siete años, vuela aunque
no tiene alas, o sea, es hijo de su mamá. Toca las campanas de la torre además
de hacer las tareas con responsabilidad. El domingo-29 fui con sor Martha a
bendecir la casa de Sandra. Primera sorpresa para mí: supe que Villa del
Rosario es un pueblo muy grande. Queda
sobre la loma de la autopista y por eso no se ve. Segunda sorpresa: ver una
casa humilde pero limpia y ampliándose, con sillones episcopales propios de las
mansiones europeas castigadas por largos y fríos inviernos. Si los dos esposos
trabajan y son responsables, se logran maravillas. - Nos despedimos porque se
acercaba la hora de mis dos misas: una
en el Hogar y otra en la parroquia de Ureña. Le propusimos al niño: “vente con
nosotros para que toques las campanas del Hogar”. Respuesta del chamo: “mejor,
traigan las campanas y las toco desde aquí”.
Con razón el pueblo dice que “hijo de tigre, nace pintado”.
14. Cerca
del 2020
Al terminar el 24-diciembre las Misas de
Aguinaldo, terminaron los madrugones. No terminaron las tareas. Todos los días
tuve, por lo menos, dos celebraciones: una en las Dominicas y otra en la
parroquia de Ureña. El día 31-diciembre tuve en la mañana 18 bautizos; el día-24 el párroco hizo 35 bautizos. El viejo
sacristán asegura que en los buenos tiempos pasados, se hacían en estas fechas no menos de 150
bautizos.
El 31-diciembre celebramos la Misa de Año Viejo a las 7 p.m. La rumba popular estaba desatada y era absurdo poner una “hora santa” antes de
la misa. Absurdo y peligroso andar por la calle con tantos motoristas
“prendidos”. Se oyó poco ruido de pólvora, los costos la hacen inalcanzable.
Celebramos a oscuras, la luz se fue a media tarde y llegó pasada la media
noche. Así que no hubo abrazos de Año Nuevo, ni uvas de buena suerte, ni pasear
la calle con una maleta augurando un buen viaje, ni ropa interna amarilla para
tener suerte en el amor. Son muchas las creencias populares. Se quemaron cantidad de “Años Viejos”, pero
ninguno con la foto del presidente, como sucedió un año en Paraguaná. Los que
“hicieron testamento” antes de ser abrasados, insistieron en recuperar la
patria, abrir la frontera, abastecer los mercados y farmacias, cerrar la hemorragia de la emigración, acabar
con las muertes anónimas y administrar la riqueza nacional con honestidad.
A todo esto aludió la homilía de la misa
oscura de fin de año. Sólo alusiones: hablar del petróleo que no existe, del
oro, del coltán, y del imperio chino, cubano y ruso que gobiernan Venezuela, es
pisar un campo minado.
Juicio resumido: fue un fin de año soso, no se puede esperar
más, dada la situación menesterosa del país.
El día primero de enero-2020 caminé hasta el puente internacional. A las
once de la mañana todavía el pueblo estaba muerto. Nadie cruzaba el puente. Quedó en la calle la
basura de los días anteriores, las gasolineras cerradas y la decepción en los
ojos al no vislumbrar cambios en el
próximo futuro.
El día dos-enero-jueves el señor Wilmer me
trajo hasta casa. También la carretera de frontera estaba desierta. Un
abrazo selló entre nosotros los deseos de gratitud y buena ventura para el
año recién estrenado-2020. - No
llegué con bonanza: una alergia pertinaz me anunciaba la gripe que quise evitar
con la vacuna. Algunos mensajes llegados de España utilizaron la fórmula
característica entre las Hermanas Dominicas y común en el pueblo. Me
decían: “que Dios y la Virgen nos bendigan”. Amén. Feliz año para todos los lectores de la
crónica.
Venezuela - San Cristóbal -03-enero-2020
Benjamín
García Fernández (cronista no más)