Hace unos días una misionera, Pilar Alonso de la Comunidad de Carmelitas Vedrunas, recibió un homenaje de la Comisión Interrreligiosa de una de la 20 localidades en que está organizada administrativamente Bogota, localidad de Usme. Se debe al trabajo que hace a nivel espiritual, cultural y social en esa localidad. Una de las más marginadas y excluidas de la capital y cuya población ronda el medio millón de habitantes.
Nos dice que han sido más de 20 años de entrega a la humanización y dignificación mediante un trabajo continuo en la constitución y desarrollo de la comunidad según los valores del Evangelio. Es el camino que hemos de seguir todos los cristianos, y las Vedrunas están comprometidas con ello